Buscando una solución [Alex Cooper]

Sin darme cuenta me había quedado dormida. Tras abrir los ojos me topé con la cara de Jake y sonreí, pero una pequeña punzada un poco más abajo del estómago hizo que esa sonrisa se borrara de pronto. Mierda, ya estaba aquí, sin duda alguna la píldora había echo su trabajo.

Me levanté con cuidado para no despertar a Jake y me fui a cambiar, menuda mierda, menos mal que sabia las consecuencias de la dichosa pildorita… me cambié de ropa, salí de la tienda y me senté de nuevo en la orilla del manantial, había decidido ponerme aquellos pantalones que iban justo por encima de la rodilla, y aquel jersey de manga larga fino, hoy hacía un poco más de frío, menos mal que había sido previsora.

A judgar por el sol, era bastante pronto, y por desgracia el dolor de barriga no me dejaba volver a dormirme, había sido tan sumamente lista que me había dejado las pastillas para el dolor, el tener un periodo doloroso era una mierda.

Seguí jugando con mis pies en el agua, se estaba bien, pero tenía ganas de arrancarle la cabeza a alguien, cosas de las hormonas.

El agua ya no estaba tan fría como al principio, y el sol cada vez estaba mas alto, y por tanto se podía apreciar más el paisaje, los árboles se movían tranquilos al compás del viento, y los pájaros ya empezaban a canturrear. Hice una media sonrisa.

Sentí como la cremallera de la tienda se abría y en pocos segundos tenía la sonrisa de Jake frente a mi. Negué con la cabeza ante tanto interrogatorio y luego le dediqué una sonrisa y bese suavemente sus labios.

- No has dormido mucho, solo más que yo. Y no, no has roncado, parecías un oso, pero no has roncado.- Bromeé en tono sarcástico, no había roncado pero me hacía gracia la cara que puso cuando le dije eso. - Y estoy bien, es solo que me duele un poco, ya sabes, cosas de chicas… Marmota…- Sonreí y me mordí el labio inferior.

Me miraba de arriba a bajo como examinando que todo estuviera en su sitio, que no estuviera nada fuera de lo normal. Suspiré y negué con la cabeza entre risas. Yo jamás había salido con nadie, bueno, Naim fue el primero, pero duró más bien poco como para disfrutarlo, además con Naim solíamos cantar hacer dúos y esas cosas que teníamos en común, y si, también era de esos que miraba que no tuviera ni un pelo fuera de lo normal. Le dediqué una sonrisa y luego me levanté, aún descalza, mis zapatos estaban abandonados en alguna roca cercana a mi. Di una vuelta sobre mi misma y luego lo miré atenta.

- Estoy bien Jake… - fui hacía él y le cogí por la cintura. - Y no, no me quiero ir. - Si que me encontraba mal, y si, necesitaba urgentemente un calmante, pero no quería irme, quería acabar el fin de semana que habíamos planeado y no iba a dejar que un dolor de barriga me lo impidiera.

Me separé de él y anduve unos pasos me llevé un dedo a la boca y luego me giré con cara traviesa.

- Jake, te has lavado la cara? - Jake me miro raro y yo corrí hasta darle un empujón y tirarlo al manantial. Cayó de culo y se empapó todo. Di una palmada y luego me agaché un poco pero no cerca de la orilla, no era tan tonta. Empecé a reírme.

Se quejó y eso intensificó mis carcajadas. Paré de reír al ver su cara de psicópata y grité y salí corriendo al ver que venía hacía mí. Jake logró alcanzarme, y entre gritos y risas me llevo como si fuera un saco hasta la orilla. Pataleé para intentar liberarme y me agarré donde pude.

- ¡Ni se te ocurra! - la risa no se paró a pesar de que hablara. Hizo varios intentos de lanzarme y yo ya no sabía cuantos “no” había pronunciado sin éxito. Por fin logré cogerme a su cuello, noté su pelo algo mojado y sonreí. Cuando iba a hacer otro intento de lanzarme, lo agarré fuerte y lo bese. Creo que lo cogí con la guardia baja ya que no se movió ni un centímetro. Me aparté un poco y sonreí aún con mis brazos rodeando su cuello. Puse cara pensativa.

- Creo que ya sé como domarte señorito Tyler…- luego eché a reír al ver su expresión.

Su orgullo de macho había sido dañado debido a que ni siquiera su camiseta había querido hacerle caso. Reí a carcajadas y como penitencia me soltó toda la prenda encima de mi cabeza, mojada. Arrugué el morro y me la quité poco a poco descubriendo mi cara de odio. Fui tras él mientras se quitaba los calcetines y enrolle su camiseta, la estiré bien y le di un azote en el culo con ella.

- Ten cuidado conmigo que voy armada.- Dije entre risas y me mantuve a una distancia prudente, no pretendía darle ventajas.

Di unos pocos pasos hacía atrás al ver que empezaba a avanzar.

- ¿ Vas a arriesgarte a otro latigazo con tu propia camiseta ? - puse cara interesante y evité sonreír.

Seguí con el juego, él se acerco con las manos alzadas, no se lo creía ni él, Jake no se caracterizaba precisamente por ser inofensivo, así que seguí en mi posición de ataque, eso si, con una sonrisa en el rostro.

Avancé un poco y le intenté dar en el estomago con la camiseta, por desgracia fallé, lo miré con cara traviesa y volví a intentarlo, solo que esta vez no solo falle, si no que además tiró de la camiseta. No pensaba rendirme tan fácilmente, se iba a enterar; me aferré con fuerza a la camiseta y también tiré de ella. No sirvió de nada, y mis defensas se fueron cuando el me beso, eso sin duda era jugar sucio. Consiguió quitármela, y la puso en alto, otro juego sucio, teniendo en cuenta que yo soy más bien un Hobbit que un humano normal. Lo miré con odio pero divertida y di un saltito intentando arrebatársela, como era de esperar no sirvió de nada, sentí su risa.

Sabía que Jake no tenía cosquillas así que mejor ni intentarlo ya que yo si tenía y lo usaría en mi contra, no, mejor pensar otro malvado plan. Me separé un poco y lo miré con cara pensativa.

- Haz lo que quieras pero estás mucho más guapo sin camiseta… - negué con la cabeza resignada y me crucé de brazos. Pareció bajar la guardia, así que lo aproveche y entre abrí un ojo y luego me lancé a por la prenda. Pero Jake era demasiado listo y volvió a alzarla. Le un pequeño empujón, y lo miré con rabia.

- Eso no vale…

Enrollé la camiseta en mi puño y la elevé lo más alto que pude para que Alex no la alcanzara. Finalmente desistió y parecía estar rindiéndose. Sobre todo después de añadir ese comentario tan atrevido sobre mi atractivo. Bajé la guardia, aunque no muy confiado. Ya que, tenía experiencia suficiente como para saber lo que sería capaz de hacer Alex con tal de ganar esta batalla. Solía siempre distraerme o rendirse para luego atacarme desprevenido.

–Ríndete –le pedí que rogara para que se diera por vencida–. Que te conozco y sé que luego me vas a dar por detrás –sonreí.

Ella pareció poner esa cara de pena que a veces intenta usar para convencerme pero la picardía seguía detrás de su mirada. Muy propio de ella.

–No juegues conmigo–puntualicé entre risas y dando varios pasos a atrás previniendo un posible ataque.

Realmente, sabía que había ganado esta batalla, pero no la guerra y estaba seguro de que no tardaría en buscarme algún punto débil.

–Vamos a portarnos bien –añadí para tranquilizarla–, vas a volver a hacerte daño.

Bajé el brazo y desenrollé la camisa, estaba completamente arrugada, daba pena verla y yo aún seguía goteando. Agité la cabeza para secar mi pelo y escuché como Alex se quejaba de las salpicadas.

–Voy a quitarme esto, que está entrando la noche y no quiero coger frío –entré en la caseta y dejé la camisa a un lado en el suelo. Me senté y me deshice de los pantalones. Después me puse a buscar en la mochila ropa seca.

Resoplé resignada y le seguí con la vista hasta que entró en la tienda. Dejó la camiseta y se quitó los pantalones. Hice una media sonrisa y luego ande hasta asomarme por la tienda.

- ¿Ves? Estás mucho mejor así. - Bromeé y luego entre en la tienda. Me senté en forma india y me lo quedé mirando. Arrugué el morro y luego suspiré. Había una cosa que aún no le había dicho, y no quería que eso nos afectara. Me miró extrañado y resoplé un poco temerosa. -

- Jake… - trague saliva.- cuando dejé a Naim… - hice otra pausa.- cuando dejé a Naim, después de unos días quise retomar nuestra relación de amistad… y… bueno, fui a su casa, estábamos bien, amigos nada más… cuando … - bajé la mirada - Me besó …- alcé la mirada un tanto con miedo y volví a mirarlo.- ya se que no tiene sentido que te lo diga, pero solo… quería que lo supieras… - no sabía si decirle que le arreé un guantazo, creo que eso sobraba, me hacía daño recordar eso, a fin de cuentas, Naim era mi amigo… o eso creía.

Me agarró del rostro y me quedé mirándolo. Aún me estaba riendo de los de la patada cuando se me borró la sonrisa cuando me preguntó eso. ¿Aún lo dudaba?

- ¡Claro que te quiero solo a ti ! - Le sonreí ampliamente y le di un beso suave en los labios para luego acariciarlo y separarme un poco, juntando nuestras frentes. Hice una sonrisa torcida.

- De echo le di un bofetón … - alcé la mirada para mirarle. No me gustaba sentirme orgullosa de ello, pero eso parecía que a Jake le había gustado. Me gustaba que no se interpusiera entre mi relación de amistad con Naim, pero todos sabíamos que si Naim seguía así esto acabaría mal entre ellos dos, y acabaría salpicándome a mi.

- Gracias…- estaba agradecida ya que no se había enfadado.

Mis labios se curvaron en una sonrisa perfecta cuando ella pronunció el bofetón. Sentí un alivio la mar de tranquilizador y además me sentí importante. Había perdido todas las batallas, pero la guerra contra Naim parecía haberla ganado. Aun así, era pronto para decidir, puesto que las cosas podrían tornarse en un abrir y cerrar de ojos. No me cabía duda de que la mala suerte me perseguía pero intentaría evitar esos malos riesgos como pudiera. Tenía que aprovechar el tiempo con ella lo más que pudiera. Ahora eso era lo importante.

Asentí con la cabeza y pasé mi mano por su rostro juguetón de arriba abajo, de forma que le causara cierta molestia pero no incomodidad. Sus ojos se cerraron inevitablemente ante mi gesto y produjeron el efecto que esperé en ella. No tardó en empujarme con las dos manos hacia atrás, haciéndome tambalear. Caí hacia un lado y ambos nos reímos como tontos.

Me vestí, sin cambiarme los calzoncillos que aún estaban húmedos. No quería montar un espectáculo ahora mismo. No me hubiera sentido demasiado cómodo. No tardarían en secarse.

–Ven aquí –le dije para que apoyara su cabeza en mi pecho mientras yo me recostaba en el suelo de la caseta–. Me gustaría contarte una historia.

Sentí su mano acariciando mi rostro y sonreí mientras cerraba los ojos para intensificar ese momento. Luego lo empuje divertida y cayó.

Se cambió de ropa y me estiré junto a él, su dorso era duro y fuerte. Empecé a jugar con el dedo haciendo dibujos sin sentido sobre él y sonreí. Cuando dijo que debía contarme una historia alcé un poco la mirada, pero sin quitar la cabeza de su pecho.

- ¿De que trata? - estaba curiosa por saber que era lo que quería contarme. Agarré su mano y la entrelacé con la mía mientras jugaba con los dedos.

Iba a poner atención a lo que me tenía que decir cuando de pronto un ruido nos alteró a ambos. Parecía el rugido de un animal. Abrí los ojos como platos y me incorporé. Iba a hablar cuando Jake se selló los labios con su dedo y tragué saliva. Intentó hacer un chiste de la situación, pero yo estaba muerta de miedo. Jake quería salir a ver lo que estaba pasando fuera, lo agarré para que no saliera, pero no me hizo caso. Miré en espera de que me informara qué pasaba cuando de pronto se oyó algo en la parte trasera, mire asustada y algo me agarró y me apartó. Era Jake.

- ¿Qué es eso? - Susurré.

Estaba muerta de miedo.

–Creo que es un… oso… sabía que andaban por aquí pero en esta época del año aún suelen estar durmiendo. Nunca pensé que me toparía con uno… debe de estar buscando comida. Lo mejor será quedarnos quietos hasta que se vaya. ¡Dios! Espero que no se lleve las chocolatinas, a ver cómo vamos a sobrevivir… –bromeé.

Entretanto, el oso continuó haciendo ruidos en el exterior. Seguramente estuviera peleándose con la nevera para abrirla y con un poco de suerte se iría cansado de intentarlo. Solo esperaba que no intentara tirar la caseta, no es que me preocupara demasiado que nos encontrara… pero… me había costado un pulmón colocarla. Reí para mis adentros.

Abracé a Alex fuertemente como pretexto.

–No te preocupes, no dejaré que te haga daño –dije acercando mi rostro a su oído.

Sin duda aquella situación me parecía bastante cómica y cuando saliéramos de esta no dejaríamos de reírnos del momento.

Miré la sombra del oso como iba arañando algo, caí en la nevera cuando Jake dijo lo de las golosinas le di un pequeño codazo y negué con la cabeza, no hacía gracia, me daba miedo pensar que una cosa superenorme estaba a tan solo dos metros de nosotros, buscando algo que comer, y que pudiera tirar la caseta y encontrarnos. Sentí el abrazo de Jake y luego sonreí pero se me borró cuando dijo eso en tono cómico, le di otro codazo en el estomago, y luego oí como esa cosa se largaba pero creo que con nuestra nevera.

- Se ha llevado tus chocolatinas…- susurré y luego apreté los labios para evitar reírme. - Ahora no tendrás nada para comer…- intentaba aguantarme la risa a toda costa.- tendremos que alimentarnos de animalitos indefensos… hasta que no queden y tengamos que ser caníbales…- seguí susurrando…

–No puede ser… –me quejé–. Ahora cómo voy a alimentarme. –Mordí su oreja, juguetón respondiendo al canibalismo–. Voy a ver qué ha pasado ahí fuera.

Me levanté y salí al exterior mientras Alex esperaba expectante en el interior de la caseta. Cerré la cremallera tras de mí y enseguida se me ocurrió una idea. La zona estaba un poco destrozada pero por lo menos no había habido males mayores. Empecé a hacer unos curiosos ruidos de pisoteadas fuertes y acto seguido gruñí como si me hubieran apresado, entonces grité al cielo con energía para asustar a Alex que salió escopetada desde el interior de la caseta.

–¡Me come! ¡Me come! –me reí al ver su expresión de desconcierto–. Hice gestos con las manos haciendo que me ahorcaba. –Te he pillado–reí.

Dejé que saliera al exterior, después de todo ese animal enorme se había largado. Miré la caseta como comprobando que ahí dentro estaba todo bien cuando oí unos ruidos. No podía ser, había visto como aquel oso se iba. Después, un grito. ¡Jake! Salí corriendo de la caseta y me lo encontré haciendo el idiota en el suelo. Lo miré con odio y me metí dentro de la caseta y cerré la cremallera. Me crucé de brazos y seguí con mi mirada de odio por si entraba que viera mi descontento con la broma. Al ver que no entraba agarré una de las bambas y abrí la tienda. Lo ubiqué mirándome y se empezó a reír, le tire la bamba a la cabeza y luego reí al ver que había dejado de carcajearse. Volví a meterme dentro de la tienda y aún cruzada de brazos intentaba no reírme y seguir con mi cara de indignación, lo cierto es que era un tanto difícil. Pero nada no venía. Suspiré y salí de la caseta otra vez. Lo busqué y no estaba, genial… Noté algo por detrás que me cogió de la cintura y gruñó fuertemente. Grité pero luego comprendí que era él al escuchar su risa.

- ¡IDIOTA!- dije mientras le pegaba entre risas.- No tiene gracia…

Alex se encerró en la caseta pero sabía que no iba a tardar en volver a abrirla para mirar que era lo que yo estaba tramando con tanto silencio. Efectivamente, la volvió a abrir y la mire con una sonrisa de oreja a oreja. Eso la hizo enfadar lo que provocó que me lanzara la bamba, la cual no pude esquivar y acabó dándome un buen golpe en la cabeza. Ella empezó a troncharse de risa y a mi ya no me hizo tanta gracia. Siempre acababa pasándose con la fuerza bruta. Volvió a encerrarse en la tienda y yo me escondí rápidamente tras la caseta. No tardó en volver a aparecer y la agarré con la cintura por fuerza con un rugido para asustarla. Ella se sobresalto y en consecuencia me pegaba como una loca entre risas. Yo me defendí levantando los brazos para resguardar mi cabeza y también elevé una pierda para salvar mi entrepierna, que ya lo había pasado mal en una ocasión.

En un sencillo contraataque la agarré por la cintura elevándola en el aire y la giré para lanzarla hacia la tienda. Ella cayó sobre ella y estiró los brazos para agarrarse a todo lo que pudiera, inevitablemente, el tiro me salió mal y en vez de introducirla por la puerta, cayó sobre la caseta destruyéndola por completo. Por suerte todo era acolchado y no se había hecho daño. De no haberlo sabido, no lo hubiera hecho por su puesto.

–Mira que desastre. ¡No se te puede dejar sola! –repetí mi mítica frase.

Me agarró por la cintura aún más fuerte y me lanzó, caí sobre la tienda y como no se destrozó. Arrugué el morro y lo miré con odio cuando dijo eso.

- ¿Ah si? - Me levanté dando un impulso y salí tras él que abrió los ojos como platos y salió corriendo también. - ¡Te vas a enterar! - dije mientras intentaba atraparlo- No huyas! - paré en seco y calculé como podría atraparlo. Me desvié y lo vi como corría, reí y me subí a un lugar un poco más alto, cuando pasó por ahí me tiré y logré subirme a su espalda amarrándolo del cuello.

- ¡Te pille! - Reí y luego bajé para no ahogarle.- Más vale maña que fuerza… - dije orgullosa de mi estrategia. - Fue entonces cuando me di cuenta de que me dolía el codo. Lo miré y tenía sangre la gracia de la tienda había salido mal. Examiné la herida. Y luego me acordé de la de la rodilla. Reí.

- Creo que ya voy a conjunto… -