|| Habitación de Alex ||

Tras ir al videoclub y escoger una de mis películas favoritas, 28 días después, si, de zombies, lleguemos a casa, habíamos echo el gilipollas por la calle, ya que en un momento dado me subí a la espalda de Jake y el me llevó a caballito durante un rato, me estaba a acostumbrado a su compañía, era realmente satisfactoria. Como ya le había dicho anteriormente, mi padre no estaría había quedado con unos amigos para ir en bici, y mi hermano, bueno si él estaba no creo que dijera nada, solo lo miraría con un tono amenazante como si Jake fuera a tocarme o algo por el estilo, como si eso fuera a pasar.

Abrí la puerta principal y saludé por si Tom estaba dentro, no, no estaba si no ya me hubiera llamado enana o algo por el estilo. Dejé las llaves en la repisa y miré a Jake con una sonrisa. Le indiqué que debíamos subir las escaleras. Las subí mirando que me siguiera y luego llegué hasta la puerta de mi habitación, entré y allí dejé el bolso y me senté en la cama.

Antes de ir a su casa nos detuvimos para alquilar una película. En el videoclub no tardamos nada, ya que ella se apropió de lo que parecía ser su película favorita. Yo no me quejé, no la había visto y según el argumento no pintaba mal. Aunque no tenía la pinta de ser una película de miedo, sino más bien de continuo movimiento y destrucción. Cuando nos dirigíamos a su casa, esta vez andando, ya que había dejado mi moto de nuevo en el garaje de aquel abandonado centro comercial. Ella no dudó en ningún momento por subirse a mi espalda. Sentí su cálido roce contra mi cuerpo y se me erizaron los pelos de la nuca en consecuencia. Aquella sensación, era agradable y además diferente a todas las sensaciones que hubiera tenido con alguna otra mujer. ¿Era debido eso a nuestra amistad? ¿O se trataba de un sentimiento que aún desconocía? Fuera lo que fuera, me gustaba

Llegamos a su casa y en mi mente no dejaba de brotar la idea de toparme con algún familiar suyo, al menos al entrar en ella, parecía no haber nadie. Subimos hasta su habitación y ella soltó el bolso sin interés. Se sentó en la cama de un brinco y me miró con una sonrisa de picardía. Estaba seguro de que se estaba divirtiendo con esto, le encantaba hacerme sentir incómodo o inseguro. Probablemente, aunque ella pensara que yo estaba acostumbrado a este tipo de cosas, sabía que yo era diferente, y depositaba toda su confianza en mí. Aún así, temía que mi lado más rebelde floreciera en un momento así, puesto que aunque se tratara de una amiga como Alex, era una mujer; y hacía bastante tiempo ya, que no pasaba tanto rato así con una.

Ella dio un golpe en la cama para que me sentara a su lado. El televisor estaba justo al frente y me figuré entonces que veríamos la película acostados. “¡Perfecto Alex, pónmelo más difícil!” Me senté a su lado sin rechistar y le cedí el cd que tenía en las manos. Ella se levantó de un salto y se dirigió enseguida al dvd que estaba bajo el televisor. Yo me quedé perplejo ante la habitación, no era lo que diríamos una habitación normal. Tenía muchas cosas que me desconcertaban pero eran divertidas. Una habitación decía mucho de la persona que dormía en ella, por ejemplo: La cantidad de posters que habían en la pared de forma desordenada. Ahí se notaba su habilidad artística y su obsesión por las grandes cosas. Sin extrañarme, me di cuenta de que tenía una guitarra, aunque esta no parecía tan buena como las que habíamos visto en la tienda, aún así tenía sus marcas. La colcha, era bastante peculiar; tenebrosa y divertida a la vez. Además de su suave tacto y su frío contacto con el cuerpo.

Alex, me empujó a un lado y se sentó en la cama con el mando en la mano. Preparada para pulsar el play. Antes de eso me miró con esa característica mirada que tenía indescifrable. Era incapaz de saber lo que pensaba, aunque me hubiera gustado tener una habilidad así en este momento. Sin embargo, no hubiera sabido si sería capaz de introducirme en su mente tan compleja, por miedo a encontrarme con algo que no me gustara.

Durante unos segundos, nuestras miradas se intercambiaros y mientras yo intentaba descifrarla ella comenzaba a formar una leve sonrisa que se fue intensificando poco a poco hasta acabar en una carcajada. Yo no lo entendí en un principio, pero tampoco pude evitar contagiarme de su risa. Entonces, me di cuenta de que era a lo que estaba esperando, y también me di cuenta de lo que estaba viendo en mí; un chico, que a pesar de ser futbolista y haber tenido una experiencia más que gratificante con las mujeres, estaba desconcertado y algo desorientado sin saber qué hacer en la habitación de una mujer. Agarré la bolsa que aún llevaba en la mano y se la cedí a ella, para que sacara lo que habíamos comprado en la tienda. No íbamos a ver una peli sin tener nada que llevarnos a la boca. Además eso me mantendría la mente en otra parte.

Jake no había ni dejado la bolsa, nada, simplemente te había sentado era como si estuviera, incómodo, nervioso o no se desconcertado, eso me hacía gracia. Eché a reír al ver que contemplaba mi habitación como analizándome a mi negué con la cabeza y cogí lo que había en la bolsa, unas patatas con sabor jamón no vendrían mal, coca cola y Nestea para variar en mi, el Nestea era una de mis perdiciones, ya que luego no podía parar de ir al baño.

Justo cuando le iba a dar al play, miré el reloj, arrugué el morro, ya eran casi las 7 de la noche, dios el día se me había hecho supercorto, como si solo hubiera vivido unas 2 horas… sonreí de oreja a oreja al darme cuenta de lo bien que me lo había pasado. El echo es que la falda me sobraba por no hablar de los leguins, así que me levanté y abrí uno de mis cajones, saqué una camiseta de tirantes con un escote redondo y un culot, mi pijama particular. Salí de mi cuarto sin decirle nada y entré en el baño, me lo puse me recogí el pelo en una cola de caballo y me puse las chanclas negras, dejé la ropa sucia en el cubo y luego volví a mi cuarto, Jake estaba distraído mirando el menú de la película y pasé por delante de él para sentarme de un salto en la cama. Le quité el mando y sonreí para darle al play.

Alex me cedió el mando repentinamente y dejó las papas y el refresco a un lado para levantarse de la cama. Yo, inconscientemente la seguí con la mirada, aunque no miré ninguna zona de ella en especial, sino seguí su figura algo perplejo. Sin preguntar por lo que iba a hacer, esperé con cierta reticencia mientras miraba el menú del DVD.

Cuando volvió a aparecer sentí que la mandíbula se me iba a desencajar por completo. Me quedé boquiabierto y aunque ella no se dio cuenta, la miré de arriba abajo con resignación. Pasó por delante de mía, alzando primero una pierna para colocar la otra después y juraría que hubo un momento en el que sus nalgas se expusieron a mi mirada. Inevitablemente las observé y sentí como un escalofrío me recorría todo el cuerpo. Entonces, sentí que algo no iba bien, bueno no desde mi punto de vista, puesto que de forma incontrolada mi mayor secreto se elevó en consecuencia de mis pervertidos pensamientos. Algo avergonzado, me abalancé sobre un cojín que reposaba sobre la silla y lo puse sobre mis caderas, ocultando lo evidente. En todo momento disimulé para que ella no se percatara de que había una presencia más en la habitación. Apoyé mis manos sobre el cojín para dejarlas descansar y para protegerlo de que la impulsiva Alex, me lo arrebatara. Entonces, ella se recostó a mi lado con cierta dulzura y volvió dirigirme una pícara mirada indescifrable. Me cedió las papas para que metiera la mano, pero negué con la cabeza. Ahora no me apetecían demasiado las papas, o no quería que me apetecieran. Ella se encogió de hombros y se dignó a ver la película después de pulsar el play del mando que reposaba entre nosotros. Aunque la línea que separaba nuestros cuerpos era muy fina, podía sentir el roce de su bello erizar mi piel, pero peor aún fue cuando ella se acomodó rozando mi lado por completo. “¡Piensa en otra cosa, jake! ¡Concéntrate en la película!”

No quería patatas, así que me encogí de hombros y empecé a comer yo, la peli empezaba como siempre el chico en el hospital, la había visto una y otra vez y no me cansaba. Miré a Jake de reojo parecía como si no respirara, alcé una ceja extrañada, y luego arrugué el morro. Me acomodé la coleta apretándola un poco, Flexioné mis piernas dejando el mano entre medio de ellas ya que las deje un poco abiertas para dejar las patatas también, me relamí el labio ya que había algo de sabor a jamón en ellos y luego volví a mirar a Jake de reojo seguía como sin respirar, le di un codazo y hice una expresión de “¿Qué coño te pasa?” Pareció sobresaltarse. Negué con la cabeza y rodeé los ojos, volví a concentrarme en la película y luego lo volví a mirar. Me acomodé otra vez y me senté en forma india. Le di un pequeño puñetazo en el brazo para despertarlo o algo, parecía estar en shock.

“Está a solo unos centímetros. El tacto de su cuerpo está caldeando tu piel y su cuerpo no deja de inducirte a la violencia. Apenas unas prendas cubren sus delicadas curvas y no hace falta tener demasiada imaginación para apreciar lo que podría haber debajo. Sus gestos, aunque son normales, no dejan de parecerme sensuales y cautivadores mientras beben de la lata, deseosos de sed. ¡Jake! ¿Qué haces? Concéntrate en el arcoíris”.

Alex no dejó de incordiarme en todo momento, tanto con la mirada como con sus gestos y su último golpe casi consigue desestabilizarme.

Para que no se incomodara por mi actuación decidí disimular con lo primero que se me pasó por la mente:

–Perdona, es que no dejo de pensar en el beso… –musité.

Entonces, abrí los ojos casi desencajándolos y me quedé sorprendido de mis propias palabras. Con cierta urgencia, intenté arreglarlo:

–… En el beso que te dieron… ese beso impulsivo, yo me preguntaba si… –lo estaba empeorando–, querías que te diera uno para saber si notabas alguna diferencia…

“¡Cierra la boca Jake!”

–… No es que quiera besarte es solo que no dejo de pensar en que a lo mejor podría ayudarte en ese problema que tienes de… algún modo –continué con cierto temblor en la voz–. ¡Pero vamos, que ha sido una idea tonta! –rectifiqué, aunque tal vez, demasiado tarde–. No me hagas caso, creo que estoy algo… nervioso.

“¡Perfecto Jake! Ahora pensara que eres un depravado y que estas deseando tirarte a su cuello y que encima estas nervioso, cuando no deberías estarlo”

Estaba a punto de beber de la lata de Nestea cuando me soltó esa bomba; dejé la lata a un lado y lo miré fijamente pare después reírme.

- Buen chiste Jake… - pero se borró mi sonrisa en el momento en que él no se reía. Tragué saliva desconcertada, ¿lo había dicho en serio? Era cierto, jamás me había besado con un chico hasta que Naim me pilló por sorpresa, la experiencia había estado genial, asta el punto en el que yo le había devuelto el beso, pero… ¿Besar a Jake? Hasta ahora ni se me había pasado por la cabeza, Jake era guapo, si, pero no ke había mirado de otra forma, simplemente como amigo. Parpadeé sin saber muy bien que hacer o decir mientras en la televisión sonaban los gritos desoladores de una víctima de esos muertos vivientes, los mismos que quería emitir yo ahora mismo.

De pronto me imaginé acomodándome frente a él y como mi nariz acariciaba la suya para inclinarme y besar casi sus labios para finalmente chocar con ellos. Parpadeé de nuevo para lograr volver a la realidad, tenía que hacer algo para que la situación no se volviera más tensa de lo que ya era. ¡Rápido, piensa! Agarré un cojín y se lo lancé a la cara, me llevé una patata a la boca y empecé a reír otra vez.

- ¿Crees qué podrías superar el beso de Naim? -

Pero…qué…? Eso no era lo que había pensado decirle, en mi cabeza sonaba mucho mejor un “Lo tendré en cuenta” o no sé, algo, pero no eso! Mi subconsciente me había jugado una mala pasada, en estos momentos lo odiaba.

Carraspeé y me acomodé apoyándome en la pared con la esperanza de que un milagro divino hiciera que Jake no hubiera escuchado lo que le había dicho.

Ella me dio con mi propio cojín aprovechando que me había distraído. Pero gracias a dios, estaba ya, más relajado.

Su pregunta me desconcertó un poco. No había querido llegar a esta situación. Al menos, no de este modo, estaba claro que me sentía un poco excitado por el momento y la novedad. Además de que llevaba tiempo sin acercarme tanto a una chica. Pero eso no era motivo para sacar este tema a relucir. Mis pensamientos pensaba en el beso que ella le había dado a Naim, si. Sin embargo, en ningún momento quise desafiarlo. No me gustaba la competencia y lo de la presión no era lo mío. Simplemente, estaba demasiado nervioso como para pensar con claridad, y cada vez iba metiendo más la pata. Me pasaba igual cada vez que me peleaba, mis nervios me hacían entrar en un estado de descontrol total y por ello había recibido y dado tremendas paliza. He ahí de que mi familia y yo estuviéramos en continuo movimiento.

Levanté la mirada para cruzarme con sus cristalinos ojos azules y entonces negué con la cabeza y solté una pequeña risilla para disimular la estupidez del momento.

–¡Tonta! –exclamé–. ¡Era una broma! –dije entre risas–. Solo me interesaba sacarte algo del tema… como somos amigos, pensé que podríamos hablar de ello… no sé… me gustaría saber que sientes por él. Quizá te pueda ayudar–mentí como un condenado.

Ya me suponía que era broma, pero en fin… arrugué el morro, ¿Qué que sentía por Naim? Buena pregunta, apenas lo conocía y había vivido más cosas con Jake que con él pero a veces no podía sacarme de la cabeza ese beso, no se era algo raro, pero tampoco me había planteado el saber que sentía por él… Puse cara pensativa y luego miré a Jake encogiéndome de hombros.

- No lo sé… no me lo he planteado hasta ahora… - era cierto, ¿qué era Naim para mi? ¿le devolví el beso simplemente por que me gustó la sensación o… por algo más? No estaba segura de ello, y de esos nervios que pasaba siempre que se me acercaba… ¿Quizá significaba algo para mi pk me había dado el primer beso? Estaba echa un lío de eso era de lo único que estaba segura.

“¿No se lo había planteado hasta ahora? ¿Entones qué? ¿Había abierto yo una nueva idea en su cabeza?”–pensé.

La miré cabizbajo y noté como su mirada se perdía en la pantalla del televisor; Entonces deduje, que en su cabeza estaba planteándose una situación en la que se vería con Naim como algo más. Quise quitarme esa idea de la cabeza, pero ésta se aferró a mí con más fuerza, hundiéndome por completo. ¿Qué era aquella sensación que me arrastraba a lo desconocido?

Era inexplicable y solo hacía que albergara más dudas en mi cabeza. ¿Besarla o no besarla? No… este no era el momento de decidir algo así, aún era demasiado pronto como para descifrar lo que de verdad se estaba creando entre nosotros.

Me recosté a su lado y le dedique una sonrisa tranquilizadora. Era el momento de volver a la realidad, de entrar de nuevo en la habitación de Alex y de reconocer ese atisbo de sonrisa que tanto me divertía.

–Bueno, hasta que no te meta la lengua hasta la garganta a lo mejor no vas a sentir nada –bromeé, aunque mi frase fue más brusca de lo que hubiera esperado. Se denotaba en ella un atisbo de rabia, un atisbo de.. ¿celos?

De echo… - No acabé la frase ya que a judgar por la cara de Jake la había interpretado a la perfección, lo que no entendía era ese retintín de rabia que desprendían sus gestos o sus palabras, arrugué el morro, y me incliné para darle un beso en la mejilla.- No estés celoso ehh… - Dije divertida y luego eche a reír.- Yo solo tengo ojos para ti… Dije entre risas y exagerando el tono. Lo miré fijamente y luego le saqué la lengua divertida. Parecía que le molestara que hablara de Naim, pero era él el que había sacado el tema, no era mi culpa, lo que si me había hecho pensar… quería a Naim… si, no… ? Suspire ya estaba otra vez hundida en mis pensamientos. Ni sabía por dónde iba la película, no le estaba prestando atención.

Su contestación insinuante me cogió por sorpresa y una pequeña punzada, se me hundió en el pecho. Sin embargo, ella la presionó con más fuerza con su beso afectivo y casi sentí como mis pulmones se quedaban sin aire por la conmoción del momento.

“Esto no es normal, Jake. Tú nunca te has sentido de este modo tan desolador, te estás haciendo daño a ti mismo. Tienes que averiguar lo que está pasando o lo acabarás pagando caro. Sabes mejor que nadie, que todos aquellos que te quieren, te abandonan tarde o temprano”–pensé.

Ella se rió y me sacó la lengua, aunque yo ignoré su gesto con indiferencia. Bueno, con obstinación. Había empezado a mezclar sentimientos que creía enterrados con la nostalgia y desesperanza que me había enseñado mi padre. Eso no era normal en mí, creía olvidados los momentos en los que me encerraba en mi habitación sin comprender aquello que tanto me había hecho daño… aquel sentimiento… de culpa…

Durante bastante tiempo nos quedamos en silencio sin mediar palabra. La tensión que se había palpado en el ambiente era superior a la que habíamos tenido días atrás. Quizá la intensificación se debiera a que esta vez, no habían actuado terceras personas. Nosotros solos nos habíamos metido en un mal entendido. Y bastante mal se me debía de ver como para que ella no sacara uno de sus impulsos para romper el ambiente. Creo que esta vez, le había mostrado, que de verdad. Me enfadaría.

“¡Qué tontería! ¿Enfadarte con ella? ¿Por qué, Jake? ¿No es con la chica con la que pasas tus mejores momentos? Te estás trabando demasiado… esto no puede acabar bien”

No sabía de donde pero un ruido muy conocido invadió mis tímpanos, ese asqueroso sonido de todas y cada una de las mañanas; alcé la mano y busqué a tientas el despertador de al mesita, me costó encontrarlo pero finalmente pude parar esa mierda … suspire y me fregué los ojos con las manos, me incorporé un poco pero me di cuenta de que no podía, miré extrañada hacía mi prisión y allí estaba reposando sobre mi cintura… ¿Una mano? Me incorporé de golpe y miré detrás de mi… estaba durmiendo placidamente agarrado a mi y a mi almohada… JAKE! …- ¡DIOS!- grité y del susto caí de la cama, se oyó un golpetazo, y mi culo lo sufrió. ¿Qué cojones…? Nos habíamos quedado dormidos… de pronto me sonrojé…

Un grito me arrancó del sueño y algo se agitó a mi lado haciéndome abrir los ojos. Después de escuchar un ruido sordo, levanté la cabeza para mirar lo que había pasado. Alex estaba sentada en el suelo mirándome como si le acabarán de dar unas negativas notas de examen.

–¿Qué haces ahí sentada? –pregunté sin saber porqué había ido a parar hasta el suelo. Entonces miré a mi alrededor pensativo y descubrí que unos pequeños rayos de sol se colaban por la persiana. Me erguí aún sin saber muy bien la diferencia entre la verdad y lo irascible y observé con detenimiento la lluvia del televisor. Me quedé perplejo, admirando las lucecillas que parpadeaban hipnotizándome. Entonces, caí en la cuenta y abrí los ojos de par en par volviendo a dirigir la mirada hacia Alex, que parecía tan desorientada como yo pero más divertida con el momento–. ¡Joder! ¿Nos hemos dormido?

Me levanté rápidamente y casi conseguí tener un leve mareo entonces me dirigí a la puerta a toda prisa para salir por patas de la casa. Pero algo me retuvo y volví a girarme buscando otra posible salida. Subí la persiana y abrí la ventana para asomar mi cabeza al exterior, entonces descubrí que habían varios salientes y unos arbustos a los que poder caer en caso de emergencia. Sin pensarlo dos veces me subí a la ventana y me agarré al alféizar para bajar lentamente por la pared de la casa. Alex no dejó de preocuparse por mí diciendo algo así como “Estás loco”, pero no le hice mucho casi. Estaba bastante asustado.

Di un salto para llegar cuanto antes al suelo y acabé frente a la ventana de la cocina, donde su padre, es decir mi jefe, estaba tomándose un café mientras admiraba su jardín desde el interior. Me quedé pálido y nuestras miradas se intercambiaron el suficiente tiempo como para crearme un pánico en el cuerpo. El hombre, pareció sorprenderse puesto que su café acabó sobre su camisa. Salí a toda prisa. Corriendo lo más rápido que me lo permitían los pies. En ningún momento miré atrás.